miércoles, 1 de noviembre de 2023


16. El primer Pelouro 


        Supongo que pocas personas pueden decir que han cursado estudios en un colegio de integración como el que hemos visto en clase de “O Pelouro”, aunque yo soy uno de ellos, sólo que lo hice hace 50 años. 


        Creo que es un dato desconocido, incluso dentro de la propia institución docente de la UVA, que la primera experiencia de integración de personas con “deficiencia mental” en España, se planteó e hizo en Valladolid entre los años 1970 y 1976. Yo fui uno de esos niños que participó en esa experiencia. 


         Entre los cursos 1970/71 y 1975/76 se puso en marcha en Valladolid la investigación titulada “Posibilidades de coeducación de niños deficientes mentales con niños normales”. La experiencia se llevó a cabo en un chalé de amplio jardín con piscina ubicado en la calle Huertas 8, al que luego se anexionó el 5 de la calle Trafalgar (hoy una guardería para personal de la UVA).  El equipo investigador estuvo compuesto por:   

  • Pedro Gómez Bosque, Director de la investigación. (Don Pedro) 
  • José Peinado Altable, Director del Centro, psicólogo y Jefe de la División de investigación del ICE, de Valladolid (Pepe Peinado). 
  • Santiago Benito Arranz, Jefe del Departamento Psiquiátrico. 
  • Cruz Coca García, Jefa del Departamento Pediátrico.  
  • Salustiano Rodríguez Vega, Director Pedagógico. (Salus) 
  • 14 profesores especializados en Pedagogía Terapéutica, a los que se sumaron 2 licenciados, al comenzar el segundo ciclo de EGB. (Entre los PT, Manuel Carlos Rodríguez Otero, mi padre). 

        La experiencia evaluaba la influencia de la coeducación tanto en los alumnos “normales” como en los “deficientes” (aclaro que esta es la terminología de la época) y se comparaban con un grupo testigo que cursaba su educación en el centro de ASPRONA en Boecillo, donde, por cierto, impartía clases mi madre, la PT Ramona Moral Martín. En el ensayo se cumplían ciertos condicionantes: la ratio debería de ser de 20 alumnos por clase y un tercio de ellos deberían ser deficientes mentales, parte de ellos considerados “límites” o próximos a la normalidad y el resto “profundos”. 


        El estudio concluyó que los deficientes aumentaron su coeficiente intelectual y que los normales o superdotados no experimentaban ni mejora ni perjuicio por la coeducación. Antes todo se medía por CI, que era lo tangible y científico. 


        He de decir que para mí, como niño, solo recuerdo compañeros y compañeras. De hecho, salvo Virginia que tenía Síndrome de Down, no recuerdo, a día de hoy, quién tenía deficiencia y quien no. Igual mi cociente intelectual no varió pero mi inteligencia intra e interpersonales si mejoraron y me formaron en una persona más sociable y empática. 


        Lástima que el ensayo terminó y me vi en sexto de EGB en una clase de solo chicos y con más de 40 compañeros, que miraban a las chicas como bichos raros. 



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